La venganza. El rodaje.
LA VENGANZA, RODADA EN 1957
En recuerdo a Carmen Sevilla.
María del Carmen García Galisteo, conocida como Carmen Sevilla, fue actriz, cantante y presentadora de televisión española. Falleció el 27 de junio del 2023.
La Venganza del director Bardem se rodó, entre otros pueblos, en Minaya en el verano de 1957. Concretamente los días 8, 22 y 23 de julio. Se inicia su rodaje en junio y finaliza a finales de septiembre de ese mismo año de 1957.
Los días de rodaje en Minaya estuvieron plagados de anécdotas, como bien cuenta Luciano González Egido en el diario de rodaje (leer a continuación).
La aldea de San Marcos, el molino, la aldea de Casa Quemada, el parador, el portazgo y una de las casillas de RENFE son algunos de los lugares de nuestro pueblo donde se rodó dicha película.
También participaron paisanos, como Manolo "el galguete"; Manuel Villar del Saz; Tilo, cuñado de Manuel; Toño "Mome"; Cosme y su caracola; cuadrilla de segadores y grupo de niños.
Fue la primera película española propuesta a los Oscars.
En el siguiente enlace podéis ver fotogramas y fotos actuales de los lugares de rodaje. ir a fotos y video del rodaje
LA VENGANZA DE JUAN ANTONIO BARDEM 1957
Tras pasar diez años encerrado por un crimen que no cometió, Juan queda en libertad. Está decidido a matar a Luis "el Torcido", al que cree culpable de sus desgracias, pero como necesita dinero, no tendrá más remedio que trabajar para su enemigo.
RODADA EN MINAYA, ENTRE OTROS PUEBLOS
Título Original: La Venganza.
Género: Drama
Año: rodada año 1957, propuesta al Oscar en 1958, estrenada en 1959.
Nacionalidad: España.
Duración: 122 minutos.
Dirección: Juan Antonio Bardem.
Guion: Juan Antonio Bardem.
Intérpretes: Carmen Sevilla, Raf Vallone, Jorge Mistral, Fernando Rey, José María Prada, Manuel Alexandre, Arnoldo Foà y Louis Segnier.
Premios:
1958: Nominada al Oscar: Mejor película de habla no inglesa.
1958: Festival de Cannes: Premio de la Crítica Internacional.
http://www.oscars.org/awards/academyawards/legacy/ceremony/31st-winners.html
Foreign Language Film
"Arms and the Man" West Germany
"La Venganza" Spain
"My Uncle" France (mi tio)
"The Road a Year Long" Yugoslavia
"The Usual Unidentified Thieves" Italy
Ficha técnica
Productoras: Suevia Films y Vides Cinematografica
Distribuidora: Metro Goldin Mayer
Localizaciones: Albacete: Minaya. Ciudad Real: Manzanares, Membrilla, Alhambra. Cuenca: Mota del Cuervo, Las Pedroñeras. Toledo: El Toboso. Jaén: Sabiote. Madrid: Loeches, Torrelodones.
Recaudación España: 4.330 €
Formato de producción: 35mm
Color: Color
Diario del rodaje de La venganza
Hasta ahora, hoy ha sido el mejor día del rodaje. Rodamos lo que llamamos «el plano de la gran sinfonía». Sobre un auténtico mar amarillo diez cuadrillas segarán escalonadas hacia el horizonte. Se ha levantado un aire fresco. Todos le tenemos un particular aprecio a este plano. Gastamos toda la mañana en prepararlo.
Intervienen más de cien extras. Son gentes de La Membrilla, que han ido llegando, en un continuo goteo, durante toda la mañana. Se han reunido en un barbecho y han esperado. Luego se han formado diez grupos de catorce personas cada uno. Los responsables de cada grupo se llamaban Ángel Vellón, Juan Alarcón, Pedro Valdepeña, Juan Jiménez, José Alarcón, Pedro Jiménez, Francisco Muñoz, Francisco Navas, José Torre y Vicente Moraleda. Se movían, bromeaban; las mujeres reían con voces agudas y nerviosas; los amigos no querían separarse y hacían sus componendas para permanecer en el mismo grupo. Los hombres con boinas, sombreros de paja, gorras renegridas del sudor y de algo más. Las mujeres con pañuelos a la cabeza, algunas con pantalones.
Cuando Bardem escogió emplazamiento para la grúa, los hombres y las mujeres del pueblo, los buenos segadores que ganaban por un día un estupendo jornal en el cine, las humildes gentes de rostros unánimes, que sonreían al ver desde lejos a Carmen Sevilla, fueron entrando en el campo guiados por las órdenes del megáfono. «Primera cuadrilla: avancen más despacio. Cuidado con la mies. Pónganse dos detrás, con los ataeros. Segunda cuadrilla: vayan más espaciados, más a la derecha... Tercera cuadrilla!!». Lentamente los elementos del cuadro de «la gran sinfonía» iban ocupando sus sitios. Bardem ensayaba los movimientos de la grúa. La invasión del campo continuaba. Las cuadrillas se iban situando, escalonándose sobre el llano. Nuestra pobre cuadrilla de mentiras, también tenía su sitio. La mies está amarilla, ahogada de calor, —28→ infinita y en calma. A una señal los cuerpos se doblan y todos siegan, mientras la cámara fija para siempre el plano de «la gran sinfonía», entre las advertencias de última hora: No miren a la cámara; la cámara es aquello que está allí; sieguen como lo hacen siempre. Ellos siegan como lo hacen siempre.
Tenemos visita de Madrid: el productor, algunos actores, periodistas, fotógrafos.
Tomado el sonido del plano ¿qué se dicen unos a otros mientras siegan? ¿Qué canción cantan? ¿Qué bromas se dan unos a otros? ¿Es siempre así? Por la tarde se levanta un viento desagradable. Los papeles del campamento, los envoltorios de los bocadillos... entran en el campo de la cámara y hay que recogerlos. Si en la película veis, en el plano del encuentro de Mistral con el hombre del caballo, una piedra que blanquea demasiado en una tierra sin piedras, no es una piedra, es un papel.
Se ruedan unos planos: 234, 235, 236. Las complicaciones vienen, como casi siempre, de los animales. El caballo que monta Marco Davó no se mueve apenas. Discutimos con el amo y el amo, para demostrarnos que no tenemos razón, monta en su caballo y le da unas carreras por el rastrojo. Con estas carreras el caballo se excita y Marco Davó es incapaz de dominarlo, pues a la vez debe estar atento a la escopeta que lleva terciada delante de él y al diálogo. El caballo hace lo que quiere. Mistral debe levantar la hoz y Davó debe amenazar con la escopeta.
Último día de La Membrilla. Planos 237, 238 a 240, 246 y 256 a 258, que corresponden al triunfo de Juan Díaz sobre la falta de solidaridad de sus compañeros. Luego nos trasladamos a otro rastrojo, todavía intacto, para terminar de rodar la escena. El viento levanta nubes de polvo. Aparecen nuevas complicaciones con el caballo que monta Marco Davó. Repetimos diez tomas sin que Davó sea capaz de infundirle al caballo ningún sentido de colaboración.
Tenemos el sol a la espalda y el viento caliente nos da en la nuca. En el camino rodamos el encuentro de nuestra cuadrilla con unos segadores alegres, que cantan mientras trabajan. La grúa descubre el campo amarillo donde trabajan los hombres, después baja la grúa y encuadra el camino donde nuestra cuadrilla habla con el mayoral de los segadores y descubre que por allí no hay trabajo. Aparece un extraño artefacto para levantar polvo detrás de la cámara, que hace mucho ruido y tiene un cierto parecido con el motor de una motocicleta.
Por la tarde se rueda la salida del pueblo de la primera contrata; en las afueras de La Membrilla hay una bandada de palomas y unas tinajas, que costó muchos trabajo llevarlas hasta allí.
El viento es insoportable y amenaza tirar las tiendas de campaña, donde esperamos el autocar para volvernos al hotel. Bardem se despide, uno a uno, de los segadores que nos han servido para poner a punto los decorados. Al atardecer llegamos a Manzanares.
Todavía dura el humor del cambio. Madrugamos mucho porque tenemos que rodar en Minaya, a sesenta kilómetros de Albacete. Ha sido un día particularmente trabajoso.
Empezamos rodando en una plaza de Minaya y acabamos en las eras del pueblo, junto a la carretera. Manuel Alexandre se pone enfermo y tiene que meterse en la cama. Cuando volvimos a Albacete era ya de noche.
La plaza donde rodamos es extraordinaria. A algunos les puede parecer que un decorado de Estudio, pero la verdad es que sólo hubo necesidad de encalar una ventana. Detrás de la cámara había unas casas ruinosas y como restos de una fortaleza. Mientras se emplaza la cámara, escogimos a una docena de niños y ensayamos con ellos las burlas y la canción insultante que debían lanzarles a nuestros segadores sentados en medio de la plaza, esperando trabajo, como siempre. Después se ensayó la panorámica con una carreta pasando delante de la cámara y finalmente se sincronizó la salida de la carreta y las burlas de los niños con la entrada de Luis el Torcido. Rodamos luego un plano corto del encuentro de Luis el Torcido con su cuadrilla, donde les da la mala noticia de que no hay trabajo. Finalmente rodamos la salida de toda la cuadrilla de la plaza y la burla última del tonto del pueblo a sus espaldas, en un plano lleno de vigor y de una densidad emocional acuciante.
Nos vamos a comer y después tratamos de encontrar a Manuel Alexandre, que se ha visto obligado a meterse en la cama en alguna casa del pueblo. Por fin damos con él. Tiene mucha fiebre y duerme en un cuarto oscuro de viejos muebles de madera.
Después de comer la gente se mueve con desgana. Hace mucho calor y trabajamos a pleno sol. Son las cuatro de la tarde. Preparamos el plano 60: la cuadrilla llega al pueblo de la primera contrata. El equipo anda un poco desorganizado. Hemos comido en muchos sitios y es difícil reunirse todos. Hace mucho calor. Hay pocas sombras donde cobijarse. Los camiones donde van los petates de nuestra cuadrilla están lejos y hay que tener todo preparado para empezar a rodar en cuanto lleguen los actores. ¿Vendrá Alexandre? Dos muchachos del pueblo van a servir de figuración en el plano. Se les explica lo que deben hacer. Hace mucho calor. Pasan algunos camiones por la carretera y tenemos que cortar la circulación durante unos minutos.
Plano 61: la cuadrilla se dirige al pueblo y pasa junto a unos carros preparados con las redes de la paja. Hay que cambiar de sitio algunos carros y un trillo. Hace mucho calor.
Nuevo traslado. Rodamos los planos 183 y 175: entrada y salida de la cuadrilla en el almacén del Bermejo. El sol empieza a caer y hasta se está a gusto en las eras, entre el olor a paja. Rodamos los planos 159 y 168: entrada y salida de Andrea en el Almacén del Bermejo. Carmen Sevilla tiene que atravesar la era corriendo, con el pelo suelto y la blusa desgarrada. Labor de sastrería y maquillaje. Los demás descansamos. Ya no hace calor y el pueblo empieza a resultarnos simpático.
Carretera de Jaén, kilómetro 18. El ayudante de cámara se ha quedado enfermo en Albacete. Pasamos la mañana preparando el plano de la herida del Tinorio. Bardem, en lo alto de la grúa, explicándole el cuadro al segundo operador: «Se ve España y después pequeña panorámica hasta que entren en campo los actores segando...» El plano tiene sus dificultades: en el momento de herirse el Tinorio la grúa bajará hasta encuadrar a la cuadrilla reunida junto al herido, —30→ luego un travelling siguiendo la marcha de los actores, que después de detenerse se alejarán de la cámara para ir al campamento, donde curan al herido; Vallone se separará y se enzarzará en una discusión con Mistral hasta que venga el Viejo y los detenga; luego todos juntos se volverán al campamento a comer y la grúa volverá a subir hasta su límite de altura. En la escena Vallone amenaza con la hoz igual que un caballero del XVIII con una espada en los films americanos. Uno de los chóferes de camión, que hace también de electricista, se pone enfermo durante el rodaje.
Las dificultades no sólo vienen de los movimientos de la grúa y del travelling -las ruedas de la grúa deslizándose sobre unos tablones sujetos en la tierra por tacos de madera-, sino el hecho de la herida. Debajo de los manguitos de tela caqui se le coloca a Manuel Alexandre una bolsita con la «sangre»; para que pueda cortar rápidamente la bolsita se le pega a la hoz una navajilla de afeitar, pero se ve demasiado; se decide por fin que pinche la bolsita con la punta de la hoz, después sólo tendrá que oprimirse el brazo con la otra mano y la sangre fluirá roja y abundante.
¿Quién empuja la grúa que nos sirve de travelling? Hacemos una llamada general a todo el equipo para reclutar gente que tire del travelling improvisado y pesadísimo. Apenas hay hombres disponibles.
Hacemos dos tomas y estropeamos un par de manguitos de Tinorio. Lo peor es que la sangre le manchó los pantalones y hay que limpiársela. Mistral perdió sus dediles de caña. Las dificultades no acabaron aquí. El doble de Vallone se pone enfermo. Entre toma y toma Bardem visita a los enfermos en la improvisada enfermería del autocar.
Salimos de Albacete a las siete y media de la mañana. Rodamos en el término municipal de Minaya, a más de sesenta kilómetros de Albacete. En la finca de Casa-quemada. Tardamos dos horas en llegar
al lugar de rodaje. Es una gran propiedad. No hay máquinas y todo se siega a mano. Al pasar con el coche descubrimos los repartidos en cuadrilla, extendidos por toda la tierra. Deben ser más de
seiscientos. Cuando nos acercamos a ellos, quedamos sorprendidos de su atuendo. La mayoría son mujeres; llevan pantalones de pana o caquis del ejército; se envuelven la cabeza con grandes
pañuelos blancos que sólo dejan al descubierto la nariz y los ojos; todas llevan gafas oscuras de sol. A la hora de comer se acercan en pandillas a vernos. Viven en campamentos de carros.
Rodamos la escena del trigal de los torerillos. Tenemos un tren de mercancías para nuestro uso, pero debemos encajarlo en el horario general de los trenes. En una casilla próxima se instala una
pequeña central telefónica para comunicar con las estaciones próximas y las noticias se transmiten desde la casilla al emplazamiento de la cámara por medio de nuestro sistema de señales con
banderas. La mujer del guarda de la casilla nos ofrece una agua delgada y fresquísima, que nos hace pensar en Gabriel Miró.
Al terminar el rodaje el amo de la finca le da una pequeña merienda al estado mayor del equipo. Los obreros son enviados a Albacete en el autocar.
Volvemos a Casa-quemada. Amanece un día casi frío. Se emplaza la grúa y ensaya. A lo lejos una cuadrilla de segadores debe trabajar, a una señal convenida dejarán el trabajo, mientras un tílburi
se acercará a nuestra cuadrilla, que también habrá dejado de trabajar, y se aproximará al amo, que viene en el tílburi. Queremos jugar con el paso del tren. Tenemos noticias de que va a pasar
uno. Vienen visitas. Leemos el ABC. Nos encanallamos todos un poco pensando en Madrid: las cafeterías, las chicas de la Gran Vía, la ropa limpia, el asfalto... Por fin nos cansamos y rodamos
sin tren, pero no hay una sincronía entre los movimientos y repetimos. Aparece un tren; rápidamente preparamos una nueva toma. Los nervios estropean el buen aprovechamiento del paso del tren; se
ha dicho la voz de ¡acción! demasiado pronto. Cuando se ha bajado la cámara de la grúa pasa un tren hermosísimo con una trilladora sobre un vagón descubierto. La trilladora, de un prodigioso
color amarillo-verdoso-Van Gogh; se pierde, soberbia e irrepetible, dejándonos fastidiados.
Rodamos el plano de la caracola; el hombre que la toca se llama Cosme. Las segadoras, con su extraño aspecto de marcianas, curiosean nuestro trabajo. Nos dicen que trabajan diez horas al día y
que vienen a salir a nueve pesetas a la hora. Nos miran con sus caras inquietantes, con sus ojos invisibles, tras los cristales negros de las gafas, y se alejan a su trabajo, riéndose, dándose
bromas, hermosas a pesar de todo.
Por la tarde rodamos la escena de la caída del torerillo del tren y la conversación siguiente entre Maxi y el torerillo, llamado Manolo. Volvemos a Albacete a las diez de la noche. A las dos de
la madrugada vemos proyección de lo que hemos rodado el domingo pasado.
Sábado. Seguimos junto a la carretera de Madrid, a seis kilómetros de Albacete. Está nublado y tenemos que esperar para empezar a rodar y respetar el raccord. Pasamos casi toda la mañana esperando. Hoy queríamos terminar la escena del desafío. Se discute la forma mejor de representar la lucha. Se da por descontado que debe ser a navaja, pero ¿cómo? Se dan varias opiniones. Se instala la grúa sobre un camión. Durante el rodaje nos han acompañado unos grajos, que Bardem tenía ganas de sacar en algún plano. Los grajos están esqueléticos. Se prueba a hacerlos intervenir en este plano.
No se encuentra ninguna forma de representar la lucha. Mistral y Vallone darán vueltas uno en torno del otro, buscando el punto flaco del enemigo. En una de las tomas Mistral se tropieza y cae al suelo; más tarde, en un simulacro de ataque a Vallone, se produce un esguince en el pulgar de la mano izquierda.
Hoy estamos de desgracias: Carmen Sevilla se hace daño en una pierna, al saltar un caballo, y se marea. Se rueda el plano clave de la película. Carmen Sevilla dice su frase: «La tierra es grande; cabemos todos juntos». Bardem nunca queda contento de este plano. Entre toma y toma se aparta con la señorita Sevilla y le habla, explicándole el plano, moldeando poco a poco en ella el estado de ánimo necesario. En el momento de rodar este plano hace mucho calor. Sobre los actores está tendido un gran palio de tela negra. Parece que —32→ las tomas de este plano van a ser interminables. Bardem insiste en su afán de perfección. Detrás de la cámara Bardem va construyendo las expresiones de la señorita Sevilla con lentas palabras, que van marcando los tiempos de las reacciones psíquicas del personaje.
Los planos y contraplanos de toda la escena de la reconciliación han ido naciendo de una manera orgánica, creciendo como un ser viviente, que desarrolla todas sus posibilidades específicas.
Rodamos en El Toboso. Todo está por aquí un poco podrido de literatura. Vamos a rodar el baile de la fiesta del pueblo. Cuando llegamos el decorado todavía no está a punto; se colocan las últimas cadenetas, los farolillos, los puestos de las vendedoras de confites y chucherías, los churros. Los actores se maquillan en el patio de una panadería. Había un agradable olor a pan reciente, a harina, a hogar. La banda del pueblo, que va a intervenir en el plano, viene para que Bardem la vea. Son demasiados y hay que hacer una selección. Para que Bardem les oiga tocan un pasodoble. Es difícil no conmoverse ante esta música ingenua y repajolera. Bardem baila castizamente con Carmen Sevilla, un momento.
La figuración ya está a punto: unos bailan, otros pasean y otros miran. La cámara no funciona como debiera y tenemos que esperar mientras la arreglan. Hoy ha habido dos bajas en el equipo: la maquilladora y la doble de Carmen Sevilla, están enfermas. Comienza la toma y la cámara no marcha. Nuevo tiempo perdido por culpa de la cámara. Se repite la toma. El sol va reduciendo las sombras y la plaza se pone como un horno.
Rodamos luego un plano corto en la puerta de la panadería, que se ha convertido en puerta de taberna por la simple sustitución de un letrero. Durante la toma se va el sol y hay que cortar. Y repetir.
Comemos en una taberna de piso de madera y mesas de mármol. Bardem está enfermo de la garganta y se tumba a dormir sobre una mesa de billar. Los demás nos tumbamos en unas sillas y montamos una especie de guardia para que nadie moleste a Bardem.
Salimos a la calle, deslumbradora con las fachadas blancas de las casas el sol de las cuatro de la tarde llenándolo todo. Preparamos un plano corto de los músicos que tocaron esta mañana y durante el plano general. Cuando todo está preparado ya no tenemos sol y nos conformamos con tomar la música. Un pasodoble que se llama «García Sanchiz». Incomprensiblemente.
En una encrucijada de calles está montado el nuevo decorado que vamos a utilizar: dos casetas de feria, un tío vivo, unas barcas, una noria pequeña. Cuando ya es de noche rodamos el paso de Juan Díaz por la verbena, casi desierta. La ronda que se cruza con Juan está compuesta de cinco hombres, que tocan y cantan canciones manchegas. El que va delante se llama Joaquín «El Mangurro» y es hermafrodita.
LUCIANO GONZÁLEZ EGIDO